Aterrizamos en Keflavík una tarde soleada de julio. La temperatura era extrañamente agradable y en la distancia, despuntaba el volcán Snaefells, dándonos la bienvenida. Se presentaban unas buenas vibraciones para los días que estaban por venir. Sin embargo, el siguiente día amaneció lluvioso y las gotas fueron cayendo intermitentemente el resto del día. ¡Aun así, los viajeros no tardaron en darse cuenta de que se mojarían más con el agua de las cascadas que con la de la lluvia!
Y la verdad es que este ha sido por el momento, el viaje más pasado por agua que hemos tenido, pero como sabréis, el mal tiempo da lugar a increíbles oportunidades fotográficas, nubes amenazadoras y atmósferas muy especiales. Pese a la lluvia intermitente también hemos podido gozar de algunas puestas de Sol memorables, y el Sol de medianoche nos ha permitido alargar las jornadas durante más tiempo.
Por si fuera poco, en esta ocasión, hemos tenido una suerte especial con la fauna: ordas de frailecillos nos esperaban en los acantilados, proporcionándonos unos coloridos modelos entre las flores que crecen en el borde del precipicio. Las ballenas tampoco se han quedado atrás: vimos un total de 9 ejemplares de ballena jorobada, que danzaban, saltaban, mostraban sus colas y se sumergían alrededor de nuestro barco. Tampoco faltaron las curiosas focas, los esbeltos charranes árticos ni los ruidosos ostreros.
Han sido 10 días de emocionantes aventuras, carreteras repletas de ovejas, paisajes de fantasía y naturaleza espontánea. Hemos recorrido campos de lava, prados de musgo, cascadas caprichosas, acantilados poblados por miles de aves, heladas lenguas glaciares y curiosas formaciones de basalto. No hemos dejado de lado las actividades más aventureras como navegar entre ballenas e icebergs, caminar entre montañas de colores o calzarnos los crampones para adentrarnos en lo más profundo del glaciar. Incluso hemos ascendido dos montes islandeses: el Namafjall y el Brenisteinsalda. En todo momento, nos hemos dejado por las luces y texturas, olores e instantes que esta maravillosa tierra ofrece al amante de la naturaleza.
Sin duda, ha resultado un viaje que no ha dejado un segundo al aburrimiento. Ni tan siquiera para mí, que después de tantos viajes a Islandia, esta isla nunca deja de sorprenderme. Cada vez que visito un lugar la luz, la atmósfera o el entorno han variado, proporcionándome fotografías únicas e irrepetibles, lo cual siempre es fantástico para un fotógrafo. Espero que así lo hayan vivido también los viajeros de esta edición. Muchas gracias por vuestra compañía, simpatía e ilusión Llum, Gerald, Jaume, Llorenç y Ricard, habéis sido una compañía maravillosa y memorable
Si leyendo estas líneas os ha entrado el gusanillo y queréis acompañarme, podéis ver información sobre este viaje AQUÍ. Pero si no podéis esperar al año que viene también podéis apuntaros a alguna de las otras ediciones (ambas en invierno). A finales de enero nos vamos a una zona remota de Islandia a fotografiar los zorros árticos y en febrero, fotografiaremos los paisajes invernales, el hielo y la nieve. Ambos viajes aderezados con la fotografía de auroras boreales. Infórmate sobre la expedición zorro ártico AQUÍ, y sobre Islandia: invierno boreal y auroras AQUÍ.
Os dejo con algunas imágenes variadas de los paisajes visitados y los intrépidos aventureros 🙂
Todos mis viajes fotográficos a Islandia están organizados en colaboración con AUSTRALphoto y Descubrir tours. Podéis consultar sus respectivas páginas web, destinos e itinerarios detallados clicando sobre sus nombres