Ha sido un invierno muy malo. Sol, calor y poca nieve. Es por ello que calculamos que la primavera se adelantaría y con ello, adelantamos el Phototrekking de primavera, a través del cuál pretendíamos fotografiar las primeras flores primaverales del pirineo, así como la explosión de micro fauna (mariposas, libélulas y pequeños insectos) y la aparición del centro galáctico sobre el lago de Malniu.
Siempre prometo aventura en mis phototrekkings. También comento siempre a mis alumnos que la naturaleza no se puede controlar y que, por mucha previsión que tengamos esta se puede romper. Como fotógrafos, debemos aprender a aprovechar cada momento, cada sorpresa que nos brinde esta naturaleza y esta vez… ha sido un gran ejemplo de ello.
Llegamos por la tarde bajo una intensa niebla. Al poco la nieve empezó a caer y lentamente, tiñó el suelo y la vegetación de blanco. Nosotros acompañamos esta niebla y nos dejamos perder entre el bosque, en medio de una atmósfera misteriosa, recorriendo el pinar monocromo, buscando composiciones y detalles. Pasamos así la tarde hasta que, con la puesta de sol, la niebla empezó a desaparecer y a convertirse en nubes que cambiaban de forma al deshacerse.
Por la noche, pudimos tomar algunas fotografías con un cielo parcialmente nublado que terminó por despejar y mostrarnos la belleza de una noche de montaña sin luna.
La mañana siguiente, recorrimos las orillas y el bosque del Estanyol de Tarterès; un pequeño lago situado en las inmediaciones del refugio de montaña que teníamos por alojamiento. En un claro del bosque, una manada de rebecos nos seguía con la mirada.
La nieve, aún fresca de la tarde anterior, empezaba a deshacerse y a mostrar bajo su manto blanco, las primeras flores abriéndose lentamente con los intensos rayos del Sol. Aprovechamos esa misma cálida luz para descansar con las vistas del lago mientras comentábamos el plan para la tarde.
Parecía que las nubes nos iban a respetar, así que empezamos nuestra excursión hacia el lago de Malniu cámara en mano. El camino, ahora ya sin nieve, era fácilmente visible y nos condujo hasta un paisaje de alta montaña. El lago de Malniu, con las montañas colindantes reflejándose en sus aguas.
Cuentan las leyendas que los sábados por la noche pueden verse docenas de mujeres llegan al lago de Malniu volando en sus escobas. No son más que brujas que se acercan al lugar con intención de celebrar sus aquelarres entorno a sus aguas. A parte de estos estrambóticos personajes, también se dice que en la zona viven las Encantadas, que lavan sus ropas en el lago. Se dice que si alguien consiguiera robar una de sus sábanas se haría rico en abundancia.
Aprovechamos la cálida luz de la tarde para rodear el lago y localizar los mejores puntos de vista para la noche, cuando la Vía Láctea se levantara sobre las aguas del lago. La nieve, aún presente en esta zona, hizo algo más complicado moverse entre riachuelos, rocas y matorrales, ¡pero lo conseguimos!
Una vez aprovechados los últimos colores de la puesta de sol, nos dirigimos al punto que más nos gustó y, después de cenar un buen picnic con vistas inmejorables, empezaron a aparecer las primeras estrellas. Los trípodes destacaban a contraluz sobre el cielo nocturno, los disparadores no descansaban. Desgraciadamente, cuando se acercó el momento en el que la Vía Láctea debía hacer su aparición, llegó una gran nube y empezó a dejar caer nieve sobre nuestros equipos. Nuestras mochilas quedaron poco a poco teñidas de blanco, así como todo lo demás. Poco a poco, las huellas que dejamos al subir se fueron cubriendo de nieve y desapareciendo. Llegado el momento, decidimos regresar al refugio, pues el viento apretaba y las temperaturas, ya de por sí muy bajas, seguían descendiendo.
Teníamos por delante una gran cruzada: descender la montaña a oscuras, nevando y sin visibilidad. Una hazaña que terminó por ser el punto álgido de este Phototrekking. En medio de la oscuridad, un puñado de lucecitas en línea recta, descendían la montaña cual luciérnaga, abriéndose camino entre copos de nieve. Un espectáculo digno de recordar y que estoy segura que los participantes no olvidarán.
La bajada del lago fue memorable, pero también lo fue llegar al refugio y entrar en calor, envolvernos en nuestros sacos y cerrar los ojos mientras escuchábamos como la tormenta apretaba fuera.
Jon, Fortià, Francesc, Elena, Albert, Anna, Josep Lluís, Marta, Salvador, Laura y Jaume, ¡Gracias por participar y hacer de este phototrekking un recuerdo memorable!
Sin duda ha sido un Phototrekking muy especial y lleno de sorpresas. ¡Aquí os dejo algunas fotos de nuestra aventura!
Y si estás leyendo este post y te has quedado con las ganas de participar, no dejes escapar los próximos phototrekkings: http://martabreto.com/phototrekking/