Hace unos días estuve de viaje fugaz en Londres. Un viaje para nada de mi estilo, pero que disfruté mucho por las experiencias y la compañía. Y quién me iba a decir a mí que en un lugar así iba a sacar mi cámara a pasear más que para las típicas fotografías turísticas que tanto aborrezco.
Pues sí, me asombraron los grandes parques que Londres guarda en su interior. Están bien cuidados y sorprende la cantidad de fauna que los habitan, sobretodo aves como cisnes, garzas y diferentes especies de ánades. Pero sin dudarlo, lo que más me llamó la atención fueron las ardillas. En concreto, en Hyde Park pude fotografiarlas sin dificultad alguna.
Estos poco tímidos animales (¡En Londres, porque en la montaña que os voy a contar!) se acercaban por delante y por detrás, husmeando en busca de algún rastro que delatara si llevábamos comida encima. Su falta de temor i el hecho de que encontré un par de cacahuetes por el suelo me permitieron incluso, realizar alguna toma con el 14mm. Las ardillas se acercaban tanto que incluso eran imposibles de enfocar.
Era gracioso ver cómo la gente que paseaba por el lugar se divertía tanto como yo con estos animalitos. Intentaban tocarlos y les sacaban fotografías. Uno no podía evitar pensar por el aspecto del pequeño mamífero que, de no tener una colita peluda sino que se tratara de una cola alargada sin pelo aquello sería más bien una rata y toda esa gente chillaría asustada, jeje (a veces imagino universos paralelos por diversión). Por suerte las ardillas son más socialmente aceptables y viven en la ciudad sin problema.
Aquí os dejo algunas fotografías que tomé en el parque. Por desgracia al poco de llegar se puso a llover y los animales se resguardaron, pero fue un bonito punto final para el viaje.