Acabamos de regresar de una nueva edición del Phototrekking de invierno. Muchas risas, muchas fotos y un grupo de lo más espectacular y variado.
Llegamos al valle de Aran esperando ver nieve pero al cruzar el túnel vimos que era poco el blanco que cubría las montañas. Aun así, tras una suculenta cena empezó a llover. Poco a poco llegó la noche y bajaron las temperaturas, convirtiendo esa lluvia en una gran nevada que duró toda la noche y nos preparó el paisaje para nuestra aventura invernal.
Amanecimos en un mundo monocromo, donde todavía caían los últimos copos de nieve. Nos calzamos nuestras raquetas e iniciamos la ruta que nos llevaría hasta Montgarri, donde pasaríamos la noche. Durante el recorrido tuvimos ratos de nieve, de Sol y de nubes, y alternamos paisajes de bosque con llanuras y montes. A lo largo del camino practicamos como mostrar las sensaciones que nos provoca el invierno a través de nuestras imágenes: el frío, la nieve, la soledad y la inmensidad del paisaje. Pero no faltaron las escenas más deportivas, que captamos a través de los sujetos que encontramos: trineos de perros, esquiadores de fondo y senderistas, entre otros.
Tras recuperar fuerzas con la cena en el refugio, salimos a fotografiar la noche. Una tenue Luna iluminaba el paisaje y hacía brillar la nieve del suelo mientras que las estrellas, hacían lo propio en el cielo. Pudimos observar el cazador Orión con su perro de caza y las Pléyades, cerca del campanario. Al otro lado, la Osa Mayor. Fue tal el deseo de retratar la noche que incluso los más noctámbulos hicimos una segunda incursión de madrugada para retratar la Vía Láctea sobre Montgarri, hasta que de nuevo, regresaron las nubes y empezó a nevar otra vez.
Nos despertamos aún con la nevada, esta vez con más intensidad, de modo que desayunamos para coger energía y volvimos a calzarnos las raquetas de nieve. El camino de vuelta, menos transitado, era frecuentado por los trineos de perros que iban y venían de tanto en tanto. Volvimos a perdernos en los detalles; estalactitas, nieve acumulada en las ramas de los árboles, el caer de los copos… Hasta que, casi sin darnos cuenta ya divisábamos el final del camino.
Ha sido un fin de semana intenso, con algunas caras conocidas y otras de nuevas. Muy buenas experiencias y como siempre, muchas fotografías. Os dejo con unas cuantas fotos de este phototrekking y… ¡Nos vemos en el de primavera!