Apocalipsis blanco

Las temperaturas bajan, la nieve cae y el agua se congela. La televisión enloquece, las alertas se disparan…

¡¡¡¡Una ola de frío apocalíptica!!!! Señores, a esto en mis tiempos se llamaba invierno. Bienvenidos y gozad de él porque del modo que tratamos al planeta no sabemos cuántos más veremos.

Hoy alzo la vista por mi terraza y veo como calienta el Sol. Pienso en esos paisajes que he caminado durante la pasada semana y como al cruzar el bosque era incapaz de ver ningún color. Era enloquecedor, en momentos no sabía decir si el paisaje era así o si de repente había perdido la habilidad de percibir el color. Pero entonces la vi. Una débil ramita se mantenía en pie. De ella colgaban las últimas hojas del otoño, aguantaban la compostura y se anclaban en mis retinas reflejando su color fuego en medio de un festín de blanca nieve y niebla.

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Y ese paraíso no era apto para todos. La gente, encerrada en casa con sus calefacciones a tope, calentando sus hogares y la atmósfera, sufriendo la subida de la luz, fieles a las exageraciones de los medios de comunicación y ciegos al regalo de la naturaleza, no eran capaces de entender lo que la montaña guardaba sobre sus faldas. Solamente unos pocos se aventuraron a gozar de aquél momento único y privilegiado, lleno de soledad y belleza.

Allí no había frío, solo blanco.

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3 comentarios en “Apocalipsis blanco”

  1. Antes el invierno era frío, charcos helados y nieve en las montañas. Ahora el invierno viene a oleadas: dos días de frío, charcos helados y quizás nieve en las montañas, y el resto de días «bonanza». He ahí lo excepcional. No es el frío, sino cómo nos lo administra la naturaleza.

  2. Ya nadie recuerda que la nieve en las montañas se mantenía de febrero hasta mayo incluso junio, y se deshacía lentamente llenando los ríos con un caudal continuo. Ahora cae la nieve y el sol la derrite en un plis plas pues calienta lo que no debe y el invierno desaparece en dos días malgastando esa agua en poco tiempo, eso pocos lo apreciamos, hasta que un día salte la alarma.

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