Selfies perrunos II

Atención: esta entrada es la tercera parte de una trilogía. Clica aqui para leer la primera parte. Clica aqui pera ir a la segunda parte.

Era un día como otro cualquiera, pero con un gran número de cajas, mochilas y trastos varios frente al ascensor. Algo me decía que subir al coche implicaría un viaje algo más largo que la típica excursión mañanera a la montaña. Me sentía nervioso y alegre, emocionado e inquieto… y entonces fue cuando el coche empezó a moverse.

Sentía el viento acariciando mi cara, y el olor cambiante como el paisaje al otro lado de la ventana. Recuerdo aquél primer día porque estuvimos muchas horas en el coche, pero cuando bajamos, todo olía diferente, y no había otro ruido que el cantar del río y los pájaros.

 

Hice de modelo en paisajes de postal (País Basco)

 

Entramos a cuevas inundadas de mar (Asturias)

Entonces todo se volvió una aventura. Cada día veía nuevos paisajes y nunca sabía lo que me esperaba. A veces caminábamos durante horas entre espesos bosques, otras veces gozaba cruzando ríos o incluso arrebozándome la cara con arena de playa. Cambié el frescor de una terraza por la sombra de los hayedos, mi bebedora de plástico por agua fresca de río y el mundo entero se convirtió en mi nueva casa.

 

Caminamos por las rocas en bajamar (Cantabria)

 

Vimos suelos de lineas multicolor (Asturias)

Había momentos en los que la locura y la felicidad se apoderaban de mí. En esos casos simplemente me decantaba por ladrar y hacérselo saber así al mundo entero. Aunque también hubo momentos en los que terminaba rendido de tanto ejercicio y me dedicaba a defender el asiento trasero del coche como mi trono, mi pequeño fuerte y el único lugar conocido en un mundo extraño para mí.

Uno de mis momentos de felicidad (Cabo Peña, Asturias)

También he comido manjares. Gente que desconocía se acercaba a mí a ofrecerme pedazos de comida con distintos sabores. Recuerdo en especial a un camarero que cortó un trozo de algo que los míos llamaron cachopo, del plato de un cliente que ya se había ido… nunca había probado nada igual.

 

No todo fue agua salada, también tuvimos ríos, lagos y lluvia. Mucha lluvia. Entonces nos íbamos al bosque (Asturias).

Recuerdo las olas de aquella tarde, chocando contra mi pecho mientras avanzaba para alcanzar al resto de mi manada, que se había adentrado en aquella gran masa de agua salada. Las lineas de rocas apuntaban mar adentro y yo las reseguía saltando entre la espuma sin entender muy bien porque. Nadamos y corrimos entre agua y arena hasta la puesta de sol. En esas horas en las que yo ya estoy cansado son las horas en las que ella se vuelve silenciosa y pausada, saca diferentes objetos de su gran mochila y mira fijamente el paisaje. Yo me siento y la miro. Es una buena vida.

 

Nuestra última noche (Asturias)

2 comentarios en “Selfies perrunos II”

  1. Increíbles las fotos, como siempre <3 Preciosos los paisajes y que bien se lo ha tenido que pasar Phoenix! Me han gustado mucho las 3 entradas, pero sobretodo ésta 😛 Phoenix está graciosísimo en su "momento de felicidad" XDD

  2. Pingback: Reflexiones sobre mi compañero en la vida – Marta Bretó Photography

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