Ahora que han pasado ya unos días de mi regreso del viaje fotográfico a Islandia con Australphoto me he decidido a hacer una breve crónica de las aventuras vividas, los paisajes y las experiencias que jamás olvidaremos. Han sido unos días muy intensos, llenos de buenas luces, lugares increíbles y como decía uno de los viajeros que me acompañaban, «rechonchitas ovejitas».
Las buenas temperaturas y el clima de julio se portaron muy bien con nosotros, y las extremadamente pocas lluvias que tuvimos nos ayudaron a incrementar la sensación de dramatismo en las fotografías de paisaje. Pero si algo fue un éxito rotundo es que no solamente los viajeros disfrutaron sino que además se lograron todos los objetivos fotográficos que se habían propuesto. En especial, se pudo fotografiar la fauna prometida (frailecillos, ballenas y focas) y eso me alegra mucho puesto que en naturaleza y sobretodo en fauna, nunca se puede garantizar al 100% su avistamiento.
La verdad es que parece mentira que se le pueda dar la vuelta al país en tan breve (¡pero intenso!) periodo de tiempo, pero así lo hicimos y aunque en algunos casos nos fue imposible seguir el horario que yo misma me había pautado, siempre ha sido en pro de las fotografías que se podían obtener, aprovechando los mejores momentos de luz e incluso bajo la luz del Sol de Medianoche.
Infinitas cascadas, abruptos acantilados, espontáneos géyseres, inmensos campos de lava, sobrecogedores glaciares, miles de aves, trölls de piedra y por supuesto, el camino que nos llevaba a través de tan cambiante paisaje. Un paisaje que cambiaba de forma y de color según avanzábamos, pasando del negro de los campos de lava al verde de la hierba y el musgo, para volverse blanco, azul y gris en las zonas de glaciar y rojo, amarillo y ocre en las zonas más volcánicas.
Además de disfrutar el aspecto más fotográfico del viaje no dejamos de lado el apartado más aventurero y auténtico del país: navegamos entre icebergs, descubrimos infinitas montañas multicolor, caminamos sobre el mayor glaciar de Europa, nos adentramos hacia el océano ártico a la búsqueda de ballenas e incluso descendimos hacia el centro de la Tierra al más puro estilo de las novelas de Julio Verne, adentrándonos en la única cámara magmática visitable del mundo.
En breve publicaré toda la información del próximo viaje a Islandia, que en esta ocasión será en invierno y con la intención de retratar el paisaje invernal y magia de la aurora boreal. Tanto si queréis ver el planning de este nuevo viaje como si queréis ver el itinerario detallado de la edición de verano del año que viene podéis acceder a la web de australphoto.
En esta entrada os he dejado algunas fotografías de la edición recién finalizada. Los protagonistas, un magnífico grupo de fotógrafos y viajeros que se unieron a esta aventura islandesa al estilo «Bretó». ¡Ellos han sido sin duda alguna, lo mejor del viaje!
Un viaje de novela de aventuras, unas fotos preciosas, unos compañeros de viaje entrañables, una guia insuperable i un recuerdo inolvidable. ¡El próximo no me lo pierdo!
Un viaje inolvidable, a cada esquina te encontrabas algo increíble. Las emociones no paraban… era un regalo constante de naturaleza y belleza.
Lo mejor en esta época es que siempre teníamos buena luz y dar la vuelta a la isla no fue un retó estresante, sino que se convirtió en un paseo intenso con unos estupendos compañeros de viaje.
Me gustaría destacar la maestría de Marta al preparar el viaje, así como la capacidad de saber atender las necesidades de todos.